Como aprendemos a ser infelices
Nuestro lenguaje, equivale a nuestra manera de pensar sentir y actuar, a nuestra manera de interpretar y comprender el mundo que nos rodea, a nuestra manera de relacionarnos con los demás, y éste se centra por norma general en un discurso permanente de todos con todos hacia lo negativo oscuro y pesimista, parece como si tuviéramos un imán que nos atrajera directamente a un enfoque permanente hacia los problemas y dificultades que al ser humano a lo largo de su vida le acontecen. Y aunque la razón y origen vital de mi discernimiento, es que nunca nos podría valer como excusa lo que a continuación expongo, que el hombre obre así, hasta cierto punto es lógico y comprensible, pues tenemos un bombardeo extenuante desde todos los medios de comunicación, que se encargan de extraer de la actualidad, pero también de nuestro pasado más reciente, me atrevería a decir en muchos casos de manera grotesca y morbosa, todo aquello que sea susceptible de ser noticia trágica, que tenga como titular; un crimen, una violación de los derechos humanos, un robo, un ataque terrorista, el incesto, la pederastia, la tortura, la vejación, enfermedades incurables o que se ponen de moda con el propósito interesado para tal fin, las guerras televisadas en directo… etc.
Por no decir; “las enseñanzas hechas arte”, por lo meditado y estudiado de cada palabra, de cada frase, en un despliegue sin precedentes de las perlas de la codicia de la universidad de lo amoral, farsa, mentiras, teatrillos en el estrado de falsas apariencias, la ironía y la hipocresía que buscan exponencialmente la venganza, el oportunismo más deplorable, desvergüenzas y malquehaceres que cada día nos revelan nuestros gobernantes, de uno u otro signo político en un contrasentido de su verborrea improductiva, “descuidados”; en hacer bien su papel… "de lo esencial".
…Y digo de manera grotesca y morbosa, porque cuando nos dan por poner un ejemplo, la noticia del terrible y dramático accidente de un avión donde han perecido varias decenas de personas, no les vale solo con darnos esa noticia, no, sino que además, nos dan un amplio repaso a través del tiempo, haciéndonos recordar y revivir otros accidentes similares con detalles del número de víctimas incluido.
¿Verdaderamente esto es necesario?
¿Se van a recuperar a todos esos seres humanos que dramáticamente han sido borradas de un plumazo de la faz de la tierra?
¿Las familias dejaran de sufrir reviviendo aquellos momentos, o por el contrario se agudizará y se hará mucho más profundo su dolor, nostalgia y pena? ¿Qué sacamos, <<si hubiera algo que sacar>>, los demás viendo, oyendo y comentado hasta en la sopa, durante las próximas semanas, 24 horas al día, noticias de un profundo calado dramático como ésta u otras similares?
¿Alguién es capaz de decir sincera, abierta y públicamente, a no ser que estuviera psicológicamente destruido, que esto le hace más feliz, más prospero, más completo, mejor ser humano? ¿Mas informado tal vez?
¿O que va a ser capaz de impedir que otro ser humano cegado e iracundo le sesgue la vida a otro que se encuentra en ese momento al otro lado del globo, o… que impida que un avión sufra una avería a 10.000 metros del suelo y se precipite contra éste haciéndose papilla?
Y no digo que uno no tenga que estar informado, para de alguna manera poder solidarizarse con todos aquellos que sufren, en ese vinculo de sentimiento humano vital y necesario, sino que estar expuesto de manera abierta a recibir, semejantes cuotas de dolor de manera gratuitamente incomprensible, continuada y llevado a cuestas por todos como algo normalizado en la sociedad y que se convierte en una extensión de nuestro lenguaje cotidiano, del de andar por casa, “hará que recibamos cursos intensivos programados y premeditados de cómo convertirnos en unos auténticos infelices”, seres idiotizados y manipulados graciosamente hacia el desenfoque de la verdad inteligente que es; “una vida de aprendizaje y conocimiento de nuestra realidad esencial que nos enseña la cara de la otra moneda donde existen todas las posibilidades” Y precisamente este desenfoque permanente, es lo que le hace al hombre dejar de tomar las riendas de su propia vida, de su propio destino dejándolas en manos de otros, de la posibilidad de vivir una vida plena y satisfactoria, reenfocándose en lo que verdaderamente merece la pena vivir, en lugar de en los problemas, en las dificultades, y en las penalidades y banalidades de nuestro mundo moderno globalizado. Que paradójicamente, sigue mantenido a lo largo de su historia, a lo largo y ancho del territorio, países con fronteras que delimitan y diferencian con todo su contenido lo tuyo de lo mío, con leyes e ideas concretas que poco o nada tienen que ver con ideas de principios universales intachables y democráticos, ideas nacidas a una enorme distancia de todo lo que signifique sentido común, porque han nacido de la mente interesada del otro que desea el poder y lo que ello representa apoderándose de todo y dejando a los otros en muchos lugares y pueblos sin nada. En definitiva un mundo globalizado que le imprime y le dota a la palabra globalizar de una particular pobre y lamentable lectura; un intercambio voraz interesado de capitales económicos, objetos y cosas, un mercadeo de personas, que en su profunda ceguera de la ignorancia, arriesgan en muchos casos su vida saliendo del país de matalamayor para dirigirse al reino de matalaspenas, los nuevos esclavos de nuestra era, de nuestro mundo moderno, de nuestro caprichoso mundo globalizado… ¡pero oiga con papeles! porque hemos dejado de ser números...
El Mundo, un inmenso laboratorio humano, al que todos nos sometemos
En uno de los experimentos psicológicos más importantes de los últimos cien años, el joven profesor universitario Martín Seligman, "creador de la psicologia optimista" colocó a perros, uno cada vez, en cajas selladas, de las cuales era imposible escapar. A otros perros los colocó en cajas abiertas de las que sí podian salir. Después a los dos grupos de perros los sometieron a suaves electrochoques que se emitían desde el suelo de las cajas. Los perros que estaban en las cajas abiertas aprendieron rápidamente a saltar fuera. Pero los perros que no tenían ninguna posibilidad de escapar, muy pronto renunciaron a alejarse de los electrochoques y se echaban, aceptando pasivamnte sus destinos. Habían aprendido a sentirse impotentes.
A estos mismos perros se los colocó individualmente en cajas con dos compartimientos comunicados entre sí, uno de ellos a salvo de los electrochoques. Los perros que habían estado en cajas abiertas y aprendido a saltar fuera aprendieron rápidamente a escapar pasando al otro compartimiento. En cambio los perros que ya habían aprendido a sentirse impotentes continuaban en el compartimiento con los electrochoques, manifestando su sufrimiento con gemidos, pero aceptando pasivamente el dolor.
Estos famosos experimientos los repitieron después otros investigadores, demostrando que la impotencia aprendida es un fenómeno común que domina la actitudes no sólo de los animales, sino también de las personas. Y cuando esta actitud domina, causa daños indecibles. Genera un estado de estrés psíquico casi constante, caracterizado por depresión y ansiedad que a veces yo llamo <<estado de guardia las 24 horas diarías>> que nos hará enfocarnos en lo negativo, atraidos como un imán...
A mi preciosa hija Muriel de dos años de edad, la pregunte que quería ser cuando se hiciera mayor, a lo que ella me respondio de manera expontanea con una enorme sonrisa y serenidad en su rosotro; "YO" Seamos nosotros mismos y ayudemos y permitamos que los otros también SEAN...
Un Abrazo y Luz para el Camino