Son hijos de la vida deseosa de sí misma.
No vienen de ti sino a través de ti.
Y aunque estén contigo no te pertenecen.
Puedes darles tu amor pero no tus pensamientos,
pues ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos pero no sus almas.
Porque ellos vivien en la casa del mañana,
que no puedes visitar ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos.
Pero no procures hacerlos semejantes a ti.
Porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.
Khalil Gibran
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