Estamos siempre tan corriendo de aquí para allá, que nos hemos olvidado hasta de nosotros mismos, de los que más amamos y de los otros por el camino. La información fluye a tanta velocidad, que sentimos, que si nos paráramos un momento a pensarlo sentiríamos vértigo, y solo pasamos por esa sensación de vacío, de puntillas y con resignación, comentándolo en los minutos del café en los pasillos con los compañeros de la oficina, mientras vemos nuestras canas reflejadas en las canas de los otros, dialogamos para repartir la carga y la frustración de modo solidario, para que no decaiga del todo el ánimo… para que todo el mundo opine y se lleve su dosis de desilusión y falsas apariencias, atenuados con una sonrisa, que amarga hipocresía…
Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos.
Nicolás Maquiavelo
La terrible sensación de que el tiempo pasa volando, del sentimiento, que nos estamos perdiendo algo por el camino, es ya una sensación que compartimos millones de seres humanos, las nuevas carreteras de la información, Internet, los e-mail fríos escuetos y descorazonadores, los teléfonos móviles. Incluso volamos a la llamada del jefe al despacho, pienso que por si llegar un minuto más tarde le pueda hacer sentir que le hacemos de menos, nos restan calidad de vida, todo tiene que ser de hoy para mañana, porque si no, reducimos eficacia al sistema, y no somos validos ni operativos.
El tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para los que tienen miedo, muy largo para los que se lamentan, muy corto para los que festejan, pero para los que aman, el tiempo es eternidad.
William Shakespeare
En lo más profundo de nuestro ser, en nuestra memoria, en nuestra esencial naturaleza, siempre tenemos la misma edad. En nuestro cerebro, el tiempo no existe. Lo único que cambia y diferencia el hoy del mañana es la experiencia, el conocimiento.
El Autor
La verdadera filosofía, es reaprender a ver el mundo. Solo así te llegará la verdadera libertad.
El autor
Tenemos una gran oportunidad cada día de sacar lo mejor de nosotros para regalárnoslo y hacer un generoso regalo a los demás, a nuestros hijos y al mundo.
Centrémonos en las cosas que podemos controlar, observemos a que dedicamos nuestro tiempo y energía, hacia donde se dirigen nuestros pensamientos, la mayoría de las veces anclados y sumergidos en fantasmas de nuestro pasado, o en situaciones, circunstancias personas o cosas, buscando constantemente la aprobación o reprobación de los demás, porque nuestros pensamientos y nuestras conductas, siempre están esperando una reacción, basada ésta, por lo tanto en el miedo.
O nos pasamos la vida en la persecución de símbolos que nos den una falsa sensación de seguridad, como puedan representar, el querer tener un mejor coche, o una casa más grande, o tener más dinero, o pertenecer a una determinada clase social, cuestiones que en un determinado momento pueden hacernos sentir bien, pero que esa sensación de poder y seguridad, desaparecerá en el momento en que desaparezcan los símbolos.
Hagámoslo ahora, desde este preciso instante, para no tener luego que arrepentirnos el resto de nuestras vidas, tengamos conciencia del lenguaje con que hablamos a nuestros hijos para no debilitarles, para no hacerles seres frágiles y enfermizos para el resto de sus vidas. En la mayoría de los casos, no somos conscientes de que un lenguaje pobre y continuamente elaborado desde la errónea y peligrosa creencia, de que como son tan pequeños, no se enteran de nada…, nada más lejos de la realidad, son como esponjas, lo absorben todo, aprenden a una velocidad tremenda, casi desafiante y temeraria ante nuestra incapacidad y ceguera para comprenderlo.
Hagamos que el tiempo se detenga para que empiece a contar a nuestro favor.
El autor
Un abrazo y Luz para el Camino
El autor
Un abrazo y Luz para el Camino
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